jueves, 18 de noviembre de 2010

MARIHUANA






El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su resina el hachís. Su componente psicoactivo más relevante es el delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene aceite de hachís, lo cual según algunos autores puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume entre 10 y 20 días. La tolerancia está acreditada, siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se considera primordialmente psíquica. Los síntomas característicos de la intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas.
Puede presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en aceite desprendido de éste último. De la modalidad en que se presente la droga dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que después de secarse y ser tratadas pueden fumarse El hachís se obtiene de la inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con un característico olor. La marihuana es la forma más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3,5 % de THC; la concentración de THC llega al 10 % en el hachís, siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con la que se fuma, la duración de la inhalación, cantidad inhalada, tiempo que el consumidor retiene la respiración después de inhalar y el estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de marihuana como de hachís, implica efectos psicológicos similares a los expresados en la forma fumada pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos potenciados.
Terapéuticamente se aconsejó para tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor. También se prescribió para terapias de patologías nerviosas, así como para el tratamiento de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad orgánica. Así mismo se recomendó como afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para maníaco-depresivos, antihistérico, tónico cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y enfermedades nerviosas. Estas recomendaciones fueron posteriormente desaconsejadas unánimemente por la medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la legalización de un fármaco derivado de esta sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este empleo terapéutico ha creado profundas polémicas. En la actualidad, los científicos sostienen que la marihuana no puede considerarse medicamento en ninguna de las formas en que es consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como medicamento, se distingue entre la marihuana y el THC puro y otros químicos específicos derivados del cannabis. La marihuana pura contiene cientos de químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la salud. El THC en forma de píldora para consumo oral (no se fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos colaterales (nauseas y vómito) en algunos tratamientos contra el cáncer. Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados Unidos para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren náuseas. En su forma oral, el THC también se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a comer mejor y mantener su peso. Los científicos estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos relacionados con la marihuana tengan ciertos valores medicinales. Algunos piensan que estos químicos se podrían usar en el tratamiento del dolor severo, pero es necesario tener más evidencia antes de usarlos para el tratamiento de problemas médicos.
Es posible que la marihuana destruya las células de ciertas regiones especializadas del cerebro.



miércoles, 17 de noviembre de 2010

CHOCOLATE(HACHIS)





Se elabora prensando la resina de la planta cannabis hembra. Como este vegetal concentra sus ingredientes activos precisamente en la resina, el contenido de THC de una dosis de hachís es superior al de una de marihuana sin procesar, que se sitúa en poco más de un 10%.
El aceite de cannabis o de hachís se obtiene mezclando la resina de la planta con algún disolvente como acetona, alcohol o gasolina. De esto, una cierta parte se evapora, dando lugar a una mezcla viscosa cuyas proporciones de THC son muy elevadas (hasta un 50%).
Las técnicas aplicadas para mejorar los cultivos de marihuana hacen que hoy el THC contenido en estas plantas sea mucho más poderoso que en décadas anteriores. A esto se suma que, en la actualidad, la mayor parte de la marihuana que venden los traficantes viene prensada con aditivos químicos solventes como kerosene o benceno, lo que produce daños más severos.

Aspecto
El hachís tiene el aspecto de una barra de barro prensado, de color café muy oscuro, como el chocolate. Ocasionalmente, se presenta en tabletas.
Vía de administración
Tanto la Marihuana como el Hachís se inhalan e ingieren. La marihuana generalmente se fuma, en cigarrillos hechos a mano o en pipas especialmente diseñadas (a veces con cañas largas o pequeños depósitos de agua para enfriar el humo, que suele alcanzar altas temperaturas). También se come (en queques o galletas). El hachís se fuma mezclado con tabaco.

Efectos / Riesgos
Los efectos son de rápida aparición y varían según la dosis, el tipo de cannabis y el estado anímico y físico del individuo que la consuma.

Efectos inmediatos:
Inicialmente, dosis bajas pueden producir sensaciones placenteras de calma y bienestar, aumento del apetito, euforia, desinhibición, pérdida de concentración, disminución de los reflejos, ganas de hablar y reir, enrojecimiento de los ojos, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca y garganta, dificultad para ejecutar procesos mentales complejos (rendir un examen, por ejemplo), alteraciones de la percepción temporal y sensorial, y puede disminuir la memoria a corto plazo. A ello le sigue una segunda fase de depresión y somnolencia.
En dosis elevadas, puede provocar confusión, letargo, excitación, ansiedad, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de pánico y alucinaciones.


A largo plazo:
Destaca el muy discutido "síndrome amotivacional" (disminución de la iniciativa personal), unido a una frecuente baja de la capacidad de concentración y memorización.
La estructura química del cannabis es muy compleja y no se conocen aún las secuelas producidas por todos sus componentes. Sí se puede afirmar que el humo de esta planta contiene más agentes cancerígenos que el tabaco, y como los fumadores de marihuana o hachís inhalan profundamente el humo sin filtrar y lo retienen en los pulmones tanto tiempo como pueden, el cannabis es todavía más nocivo para el sistema respiratorio que el tabaco. Su uso también se ha asociado a la aparición de enfermedades como sinusitis y bronquitis.
Puede, asimismo, causar alteraciones en los sistemas reproductores masculino y femenino (infertilidad, por ejemplo) e inmunológico, y como el THC atraviesa la barrera placentaria y mamaria, su consumo supone un riesgo para el feto tanto durante el embarazo como en la lactancia.
Puede generar tolerancia y dependencia, con el consecuente síndrome de abstinencia (linkear a página donde se explica) en caso de que se suspenda bruscamente el uso de la droga. Esto deviene en ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión y anorexia, entre otros síntomas.
Está constatada la potencialidad del cannabis como un gatillador de sicosis y cuadros de delirios y alucionaciones en personas en riesgo.
stá el peligro de condicionar o limitar las posibilidades de vivir libre y autónomamente el desarrollo personal en los adolescentes.
También crea una dependencia sicológica: el usuario apetece la droga por sus efectos.
Existen pocas posibilidades de sobredosis mortal por cannabis.

martes, 16 de noviembre de 2010

COCAÍNA





La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva. Su sal de clorhidrato, la forma en polvo de la cocaína, se puede inhalar o disolver en agua para inyectarse. “Crack” es el nombre callejero de la forma de cocaína que ha sido procesada para hacer una roca de cristal que al calentarse genera vapores que se fuman. El término “crack” se refiere al crujido que produce la roca cuando está caliente.
Hay tres formas comunes de usar la cocaína; se puede inhalar, inyectar y fumar. La inhalación (“snorting”) consiste en aspirar la cocaína en polvo a través de la nariz, donde es absorbida hacia el torrente sanguíneo a través de las membranas nasales. Inyectarse consiste en el uso de una aguja para liberar la droga directamente en el torrente sanguíneo. Fumar consiste en inhalar el vapor o el humo de la cocaína hacia los pulmones donde su absorción al torrente sanguíneo puede ser tan rápida como cuando es inyectada. Los tres métodos del uso de cocaína pueden causar adicción y otros problemas graves de salud, incluyendo un mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades infecciosas.
La intensidad y la duración de los efectos de la cocaína, que incluyen un aumento de energía, disminución de la fatiga, además de agudeza mental, dependen de la forma de administración de la droga. Cuanto más rápido entra la cocaína al torrente sanguíneo y llega al cerebro, más intensa es la euforia. La cocaína inyectada o fumada produce una euforia más rápida y más fuerte que la inhalada. Por otro lado, entre más rápida es la absorción, generalmente es más corta la duración de la acción; la euforia puede durar de 15 a 30 minutos si la cocaína se inhala y de 5 a 10 minutos si se fuma.
La cocaína es un estimulante poderoso del sistema nervioso central. Incrementa la concentración de la dopamina, una sustancia química del cerebro (o un neurotransmisor) asociada con el placer y el movimiento, en el circuito de gratificación del cerebro. Ciertas células del cerebro o neuronas usan la dopamina para comunicarse. Normalmente, la dopamina es liberada por una neurona en respuesta a una señal placentera (por ejemplo, el olor rico de una comida) y luego reciclada de nuevo a la célula que la liberó, apagando así las señales entre las neuronas. La cocaína actúa previniendo el reciclaje de la dopamina, causando que se acumule una cantidad excesiva del neurotransmisor. Esto hace que se amplifique el mensaje y la respuesta de la neurona receptora y por último perturba la comunicación normal. Este exceso de la dopamina es el responsable de los efectos eufóricos de la cocaína. Cuando se usa de forma repetida, la cocaína puede inducir cambios a largo plazo en el sistema de gratificación del cerebro así como en otros sistemas del cerebro, lo que con el tiempo conlleva a la adicción. El uso repetido a menudo también crea tolerancia a la euforia causada por la cocaína. Muchos usuarios de cocaína informan que tratan en vano de conseguir que la droga les produzca el mismo placer que sintieron la primera vez que la usaron. Ciertos usuarios aumentan su dosis para tratar de intensificar y prolongar los efectos eufóricos, pero esto también puede incrementar el riesgo de efectos psicológicos o fisiológicos perjudiciales.

El uso de la cocaína tiene una variedad de efectos adversos en el organismo. Por ejemplo, la cocaína contrae los vasos sanguíneos, dilata las pupilas e incrementa la temperatura corporal, el ritmo cardiaco y la presión arterial. Puede también causar dolor de cabeza y complicaciones gastrointestinales tales como dolor abdominal y náuseas. Ya que la cocaína tiene la tendencia a disminuir el apetito, muchos usuarios habituales pueden sufrir también desnutrición.
Las diferentes maneras de consumo de la cocaína pueden ocasionar diferentes efectos adversos. Por ejemplo, la inhalación regular de la cocaína puede llevar a la pérdida del sentido del olfato, sangrados nasales, problemas para tragar, ronquera y secreción nasal crónica. La ingestión de la cocaína puede causar gangrena intestinal grave debido a la reducción del flujo sanguíneo. Las personas que se inyectan cocaína pueden experimentar reacciones alérgicas fuertes y un mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sanguínea. Los episodios de uso repetido de la droga en un periodo de tiempo relativamente corto, aumentando progresivamente la dosis (binges), pueden llevar a un estado creciente de irritabilidad, desasosiego y ansiedad. Los consumidores de cocaína pueden además experimentar sensaciones fuertes de paranoia, un periodo temporal de psicosis paranoica total, en el que el usuario pierde el sentido de la realidad y padece de alucinaciones auditivas.

EXTASIS




Esta droga de diseño, el 3,4-metilen dioxianfetamina, más conocida como éxtasis. El aceite esencial para la síntesis de MDMA se extrae del árbol de sasafra.Proporciona a sus consumidores una intensa sensación de bienestar. Sin embargo, su consumo provoca diversos efectos adversos e incluso la muerte. Produce en el consumidor una intensa sensación de bienestar, de afecto hacia las personas de su entorno, de aumento de energía, y en ocasiones, alucinaciones. Los efectos adversos que provoca su consumo incluyen sensación de malestar general, pérdida de control sobre uno mismo, deshidratación, pérdida de peso y pérdida de memoria. Se han comunicado casos de muerte relacionados con el consumo incontrolado de éxtasis y otras drogas relacionadas. El éxtasis se sintetizó a principios de siglo en Alemania, como fármaco psicológico y con propiedades anoréxicas, ha tenido gran uso en terapias psicológicas hasta su ilegalización. A fines de los 80 comenzó a circular en Buenos Aires como droga recreacional. Su consumo crece asociador a la música electrónica y cada vez más en otros ámbitos.

Efectos:

Las dósis usuales de MDMA varian de los 80 a los 160 miligramos (oralmente), Cuando el MDMA es tomado oralmente, los efectos se empiezan a manifestar alrededor de 30-45 minutos después de la ingestión. Los efectos primarios alcanzan su pico de una hora a hora y media de la ingestión y se mantienen en ese pico por alrededor de dos horas. Estos efectos terminan casi completamente entre las 4 y 6 horas después de la ingestión. Los efectos secundarios pueden ser sentidos inclusive días después de la ingestión.Si se ha tomado una dósis recomendada (2 mg. por Kg. de peso) y se desea continuar en el pico, se suele tomar de 1/3 a 1/2 dosis inicial entre la primera y segunda hora después de ésta.
El MDMA produce una subida de la temperatura corporal o hipertermia y un incremento en la presión arterial y el pulso. Con el riesgo que lleva consumirlo en un local abarrotado y haciendo ejercicio agotador (bailando), por lo que nunca hay que mezclarlo con alcohol y hay que consumir constantemente agua fresca aunque no tengas sed y parar a descansar en un lugar fresco y ventilado, cada cierto tiempo; si no, corrés el riesgo de muerte por colapso debido a la hipertermia. Una sobredosis de MDMA se caracteriza por muy alto pulso o presión sanguínea, espasmos musculares, ataques de pánico. 

HEROÍNA




La heroína es una droga opiácea hecha a partir de la morfina, una sustancia natural que se extrae de la bellota de la amapola, también conocida como “adormidera asiática”. La heroína suele presentarse en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra y pegajosa conocida como “alquitrán negro”.

La heroína se puede inyectar, inhalar o fumar, realizando todas estas vías de administración una entrega rápida de la droga al cerebro. Para inyectarse se usa una aguja que libera la droga directamente en el torrente sanguíneo. El inhalar o "snorting" consiste en aspirar el polvo de la heroína por la nariz donde se absorbe a través de los tejidos nasales llegando al torrente sanguíneo. Al fumar la heroína se inhala el humo, llegando directamente a los pulmones. Los tres métodos de consumo pueden llevar a la adicción a la heroína y a otros problemas graves de la salud.
Al entrar al cerebro, la heroína se convierte en morfina y se adhiere a receptores conocidos como receptores opioides. Estos receptores se encuentran localizados en muchas áreas del cerebro (y del cuerpo), especialmente en aquellas áreas involucradas en la percepción del dolor y de la gratificación. Los receptores opioides también están localizados en el tallo cerebral, que controla procesos autónomos esenciales para la vida como la respiración, la presión arterial y la excitación. Con frecuencia, la sobredosis de heroína implica la supresión de la respiración.
Después de una inyección intravenosa de heroína, el consumidor reporta sentir una oleada de euforia ("rush") acompañada de sequedad bucal, un enrojecimiento caliente de la piel, pesadez en las extremidades y confusión mental. Después de esta euforia inicial, el usuario pasa a una sensación de estar volando ("on the nod"), un estado en el que se alterna estar entre completamente despierto o adormecido. Los usuarios que no se inyectan la droga podrían no sentir la euforia inicial, pero los demás efectos son los mismos.
Con el consumo regular de la heroína se desarrolla la tolerancia a la droga, en la que la respuesta fisiológica (y psicológica) del consumidor disminuye y se necesita una mayor cantidad de heroína para obtener la misma intensidad del efecto. Los consumidores de heroína corren un mayor riesgo de adicción; se calcula que cerca del 23 por ciento de las personas que consumen heroína se vuelven dependientes de ella.